
Gentrificación en Costa Rica: Consecuencias y Soluciones Sostenibles
BY NAMUBAKShare
La gentrificación en Costa Rica está transformando rápidamente muchas comunidades costeras y rurales en destinos de lujo. Aunque este fenómeno puede traer desarrollo económico e inversión extranjera, también genera consecuencias negativas profundas: desplazamiento de poblaciones locales, pérdida de identidad cultural y daño ambiental.
En este artículo exploramos cómo este proceso está afectando a regiones como Santa Teresa, Nosara y el Caribe Sur, y compartimos propuestas sostenibles que buscan un equilibrio entre desarrollo y justicia social..
¿Qué es la gentrificación?
La gentrificación es un proceso urbano en el que personas con mayor poder adquisitivo se mudan a barrios tradicionalmente habitados por comunidades de ingresos más bajos. Esta transformación suele ir acompañada de renovación de viviendas, apertura de nuevos comercios y un notable aumento en el valor de las propiedades.
Aunque puede parecer positiva a nivel económico, la gentrificación tiene consecuencias preocupantes. Los residentes originales suelen ser desplazados porque ya no pueden costear los nuevos alquileres, servicios o precios. Además, este proceso altera la identidad cultural del barrio, reemplazando tradiciones y modos de vida por una estética más homogénea orientada al turismo o al consumo extranjero.
En esencia, la gentrificación es un fenómeno ambivalente: puede revitalizar ciertas zonas, pero también genera exclusión social, desigualdad y pérdida de raíces comunitarias.
El fenómeno de la gentrificación en Costa Rica
La gentrificación en Costa Rica ha ganado terreno en zonas que hasta hace poco eran consideradas remotas, rurales o poco desarrolladas. Localidades como Santa Teresa, Nosara, Playa Penca y San Juanillo han visto un auge acelerado de proyectos inmobiliarios de lujo y una llegada masiva de expatriados, lo que ha provocado un fuerte aumento en el costo de vida.
En San Juanillo (Guanacaste), por ejemplo, la construcción de un mega proyecto residencial resultó en la destrucción de un cementerio indígena de más de 800 años a.C., evidenciando la falta de respeto por el patrimonio cultural local.
Este tipo de desarrollo no solo desplaza a las comunidades locales, sino que también rompe el tejido social y cultural que por generaciones ha definido la identidad de estas regiones.
En tan solo 21 años se destruyó más del 50% del Peñon de Playa Penca
Santa Teresa: Un caso emblemático de gentrificación
Santa Teresa, una antigua aldea de pescadores en la Península de Nicoya, ha sido transformada radicalmente en las últimas dos décadas. De ser un pueblo tranquilo y auténtico, se ha convertido en un destino de lujo para surfistas, inversionistas y turistas internacionales.
Este cambio ha provocado un aumento insostenible en los precios de la vivienda, los alimentos y los servicios básicos. Como resultado, muchos de sus habitantes originales han sido desplazados a zonas periféricas o se ven obligados a vivir en condiciones precarias para poder permanecer cerca de su comunidad.
Santa Teresa ya no refleja el estilo de vida ni las tradiciones que alguna vez la definieron.
Efectos negativos de la gentrificación
Desplazamiento de comunidades locales
Uno de los impactos más visibles de la gentrificación en Costa Rica es el desplazamiento forzado de comunidades locales. El aumento sostenido en el costo de la vivienda, sumado a la falta de regulaciones claras, ha hecho que muchas familias ya no puedan permitirse vivir en sus propios hogares.
Este desplazamiento no solo afecta la estabilidad económica de las personas, sino que también desarraiga comunidades enteras, rompiendo vínculos familiares, redes de apoyo y tradiciones locales. El resultado es una fragmentación del tejido social que durante generaciones ha sostenido la identidad de estas regiones.
Imágenes satelitales de Playa Avellanas en 2004 y 2025, mostrando la deforestación y el desarrollo turístico como efectos de la gentrificación en Costa Rica.
Pérdida de identidad cultural
La llegada masiva de extranjeros y la expansión de proyectos inmobiliarios de lujo han modificado profundamente la identidad cultural de muchas zonas costeras en Costa Rica. Lo que antes eran comunidades con tradiciones únicas y raíces locales sólidas, hoy enfrentan una transformación acelerada impulsada por el turismo de alto poder adquisitivo. Un ejemplo claro de esto es el Mega Proyecto que se quiere realizar en Playa Panamá.
Negocios, ferias, servicios y espacios públicos que solían responder a las necesidades de la comunidad, ahora se adaptan al gusto de visitantes y nuevos residentes. Esta reconfiguración ha provocado una pérdida de autenticidad, convirtiendo pueblos únicos en versiones genéricas de otros destinos turísticos globalizados.
Se pierde no solo una estética local, sino también un modo de vida que ha sido tejido por generaciones.
Impacto ambiental
Costa Rica es mundialmente reconocida por su biodiversidad, pero la gentrificación amenaza con socavar ese mismo valor que atrae al turismo. El desarrollo acelerado de villas de lujo, hoteles y comercios en zonas antes vírgenes está provocando una serie de impactos ambientales preocupantes:
- Deforestación masiva para habilitar proyectos inmobiliarios
- Contaminación de fuentes de agua por falta de control en la construcción
- Pérdida de biodiversidad y fragmentación de hábitats naturales
- Saturación de servicios públicos, especialmente en recolección de residuos
Un ejemplo alarmante ocurre en el Caribe Sur, específicamente en Playa Negra, Puerto Viejo, donde el Programa Kioscos Socioambientales de la UCR y el defensor ambiental Philippe Vangoidsenhoven han denunciado la tala de bosque con el objetivo de forzar el cambio de uso de suelo y facilitar proyectos urbanísticos. Esta práctica pone en riesgo no solo los ecosistemas locales, sino también el equilibrio social de la zona. Puedes ver el articulo completo aqui
El crecimiento no puede ser sostenible si destruye el entorno que lo hace posible.
Santa Teresa, Nosara, Manzanillo de Talamanca: ¿Los próximos Tulums?
En 2016, un artículo del New York Times comparó a Santa Teresa con Tulum, México, describiéndola como “el próximo Tulum”. Ambos destinos comenzaron como pueblos tranquilos, con fuerte identidad local, y se transformaron en paraísos de lujo, accesibles solo para turistas e inversionistas con alto poder adquisitivo.
Hoy, Tulum enfrenta graves problemas: escasez de vivienda para residentes, sobreexplotación de recursos naturales, y una desconexión creciente entre la comunidad local y la industria turística. Santa Teresa, junto con Nosara y Manzanillo de Talamanca, parece estar siguiendo el mismo camino.
La pregunta ya no es si Costa Rica tendrá su Tulum, sino cuántos pueblos más perderán su esencia en nombre del desarrollo sin control.
Soluciones sostenibles para mitigar la gentrificación
Aunque los efectos negativos de la gentrificación en Costa Rica son evidentes, aún estamos a tiempo de redirigir el rumbo. Estas son algunas propuestas que pueden contribuir a un desarrollo más justo, sostenible y equilibrado:
Regular el mercado inmobiliario
Es urgente que se establezcan normas claras y efectivas que protejan a las comunidades locales de la especulación. Esto incluye:
- Limitar la construcción descontrolada de propiedades de lujo
- Promover proyectos de vivienda accesible para familias locales
- Exigir estudios de impacto social y ambiental antes de aprobar desarrollos turísticos
Invertir en infraestructura que sirva a todos
La inversión en infraestructura no debe servir solo al turismo. Debe:
- Mejorar la gestión de residuos, el acceso al agua y el transporte público
- Garantizar servicios básicos para los residentes actuales
- Priorizar un turismo regenerativo, que genere ingresos sin dañar la identidad local
Defender y visibilizar la cultura local
Preservar la identidad cultural es clave para un desarrollo auténtico. ¿Cómo?
- Apoyando negocios familiares, ferias, mercados y emprendimientos artesanales
- Promoviendo prácticas culturales en espacios públicos
- Integrando la historia y las voces locales en la narrativa turística
Educar para transformar
No hay sostenibilidad sin conciencia colectiva. Es fundamental:
- Educar a turistas, inversionistas y nuevos residentes sobre el impacto de sus acciones
- Fomentar el respeto por los territorios y sus comunidades
- Promover campañas locales que inspiren orgullo, pertenencia y responsabilidad ambiental
Entre el Lujo y la Identidad: ¿Qué Futuro Elegimos?
La gentrificación en Costa Rica, especialmente en zonas como Santa Teresa, Nosara y el Caribe Sur, plantea desafíos urgentes para las comunidades locales, el medio ambiente y la identidad cultural de estas regiones.
Sin embargo, con una visión clara, prácticas sostenibles y regulaciones firmes, es posible mitigar estos impactos y construir un modelo de desarrollo que beneficie tanto a residentes como a visitantes.
El futuro de Costa Rica no puede depender solo del lujo o la inversión extranjera. Requiere un compromiso real por parte de autoridades, inversores, turistas y comunidades locales para que la belleza natural y la riqueza cultural del país sigan siendo accesibles, auténticas y protegidas.
La decisión es colectiva: gentrificar o regenerar.